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UN PUZLE. CINCO PIEZAS.

LO QUE TRASCIENDE A LA VIDA MISMA

El ser humano es multidimensional. Somos la suma de nuestras facetas, y la consecuencia del curso de nuestra propia existencia. Pero hay una dimensión que sobrevuela y, al mismo tiempo, sostiene a todas las demás. El amor.

Es esta, y no otra, la que otorga sentido a nuestras vidas.

Si te detienes a observar, caerás en la cuenta de que el amor es el foco central de todas las formas de expresión humana. El amor... y el desamor. Dos fenómenos que nos acompañan antes, durante, y después de nuestro paso por este mundo: una pareja que sueña con tener hijos, un anciano que besa la fotografía de su mujer fallecida. El amor trasciende a la vida misma, y el desamor hace lo propio. Un joven que sufre un rechazo que le marca para siempre, una pérdida repentina; el duelo, duro, pero necesario.

No podemos decir que la oscuridad sea mala en sí misma. Algunas canciones nos lo recuerdan: "en esta vida no hay luz sin oscuridad" o "la sombra no es oscuridad, es el lugar donde la luz descansa".

Así, no podemos hablar de amor sin hablar de desamor. No podemos construirnos y conocernos sin saber que existe una cara y una cruz.

EL PROYECTO DE(S)AMORES.

La vida es una historia, y este proyecto quiere ser una voz que la narre. No existen vidas aisladas. Todo está conectado, todo cobra sentido cuando se mira desde arriba, en perspectiva: un laberinto se conoce mejor si se observa a vista de pájaro.

Pero, es paradójico: si nos colocamos en un lugar alejado para tomar perspectiva de la vida, podemos pasar por alto su esencia, los tesoros que esta esconde en sus profundidades. Entonces, ¿cuál es la solución? Creemos haberla encontrado.

Hemos ahondado en lo más profundo de la vida de cinco personas. Probablemente no las conozcas. No salen en la televisión, en las revistas ni en internet, y algunas no tienen redes sociales. Son personas muy distintas entre sí. Pero son de carne y hueso, como tú y como yo, con mente y corazón. Y, para bucear en sus profundidades, hemos apuntado directamente al centro de la diana: sus experiencias con el amor y con el desamor. Esta es la forma más pura, más genuina de conocer el interior del ser humano, pues no hay forma de comunicación más profunda que la que surge de aquello que nos distingue del resto de seres: somos capaces de amar, y de no hacerlo.

Así, De(s)amores. pretende que abras los ojos a una visión global y, a la vez, profunda, de estas dos realidades que son parte de nosotros mismos, y que se extienden más allá de la vida y de la muerte.

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